La Educación Plástica, hoy en
día, se encuentra en una situación muy dura y compleja. Nunca ha sido
considerada una asignatura seria, como Matemáticas o Lengua. Lo que más se ha oído
siempre, y se seguirá haciendo si no se le pone remedio es: ¿Para qué sirve la
Educación Plástica? Tanto los alumnos como los propios padres se lo preguntan,
y el resultado es que la mayoría de las entregas se siguen haciendo de forma
rápida, sin importar si el resultado es bueno o malo. Solamente cuenta que el
trabajo esté terminado lo suficientemente bien para aprobar y quitarse la
asignatura de encima.
Si a eso le añadimos que la
mayoría se piensa que para poder aprobar tienes que saber dibujar como los
ángeles, el fracaso está servido. Muchos alumnos se frustran porque consideran
que no tienen el nivel suficiente para aprobar, lo que les crea angustia y
ansiedad, y enfrentarse a la lámina en blanco es un reto muy duro para ellos.
Con lo cual tenemos una serie de
falsas creencias que va a costar mucho cambiar, y el hecho de que el Gobierno,
con su nueva ley de educación, haya dejado esta asignatura como optativa, no
nos favorece en nada a superar el mito de que la Educación Plástica ni tiene
futuro, ni sirve para nada.
Pero, ¿de quién es realmente la
culpa de que sea una opinión tan generalizada? Uno de los primeros días de
clase en el Máster nos dijeron que definiéramos la asignatura con una única
palabra, y la más repetida fue la palabra "dibujo". Sin embargo, ¿es
Educación Plástica una asignatura donde solamente se dibuja, donde no importa
nada más allá de las líneas en un papel? Si nosotros, futuros profesores de
esta asignatura, partimos de ahí, ¿cómo vamos a ser capaces de hacer ver a la
gente que la Educación Plástica va más allá? El descontento que tiene lugar en,
prácticamente, todos los Departamentos de Educación Plástica tampoco ayuda
demasiado a que esto suceda.
Debemos cambiar el chip, ser más
positivos e ir a contracorriente. Que se note que esta asignatura no es, ni
debe ser, como las demás, pero no por ello es menos importante y, ni mucho
menos, es una asignatura sin futuro que no sirve para nada. Y eso se consigue
desde las aulas, con profesores dispuestos a hacer valer su asignatura y, por
supuesto, no dejarse llevar por el desánimo ni la frustración.
Muy cierto todo lo que comentas. Yo como futura docente tengo muy claro que me interesaría transmitir una dinámica creativa, que de lugar a que cada alumno pueda desarrollar su poética personal satisfaciendo sus anhelos artísticos, en los cuales puedan reflejar sus sentimientos y la ausencia total de limites. En el arte todo es pasión y no solo es saber dibujar.
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