Lo
que realmente me llamó la atención del krausismo fueron sus ideas, tan actuales
para nosotros y tan revolucionarias para la época. No hay que olvidar que
sucedía en la segunda mitad del S.XIX, con un contexto sociocultural de fuerte
dominio eclesiástico, siendo la mujer el ángel del hogar, y que se promoviera la
tolerancia, la libertad de la individualidad, la libertad religiosa y la
igualdad entre hombre y mujeres se podía ver, y de hecho se vio, como una
amenaza.
Prueba
de ello es el exilio de profesores españoles que intentaron introducir dichos
valores en el aula. A pesar de ser un derecho reconocido, no existía la
libertad de cátedra. Afortunadamente, en 1883 se logra crear el Instituto de
Libre Enseñanza, donde se pone en práctica la pedagogía krausista. Nuevamente
sus valores de enseñanza nos pueden parecer, incluso, más avanzados de lo que
lo estamos ahora, pues creían en la capacidad crítica del alumno, haciendo que
éste pensara por sí mismo; el juego como parte y medio de la educación; daban
importancia a materias artísticas que, hoy en día, están en segundo plano... Me
parece algo surrealista que, siglo y medio después, estemos volviendo a poner
en valor estos ideales.
El
movimiento buscaba la unidad en la humanidad mediante un cambio social a través
de la educación y, por eso, daban tanta importancia a los colegios e
instituciones de enseñanza. Sin embargo, considero que Krause se equivocó
cuando llegó a ver a Napoleón como una oportunidad para unir Europa, pues la
unificación debía llegar a través de un cambio pacifista y progresivo, y el
medio de Napoleón para alcanzar dicho objetivo era la guerra.
Es
importante el hecho de que cuatro de los seis premios Nobel que ha habido en
España pasaron por la Residencia de Estudiantes y la Institución, ambas
krausistas. Personalmente me hace pensar que el movimiento realmente
funcionaba, y me planteo la pregunta de qué habría ocurrido si no hubiera
tenido el final tan drástico con la llegada de la Guerra Civil.
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