La
pedagogía constructivista tiene su origen en el Psicólogo Piaget, quien
desarrolla un aprendizaje que se construye mediante etapas, recibiendo así su
nombre. Es un aprendizaje activo, porque el niño participa y colabora, lo que
demuestra que interioriza, pero donde lo que más importa es el proceso en sí.
Al
igual que otras pedagogías vistas anteriormente (Montessori, Dewey), el
profesor vuelve a aparecer como un guía que incide lo mínimo y necesario y
motiva al alumno. Volvemos a encontrarnos en un modelo contrario al tradicional,
aunque con la diferencia de que éste se centra mucho en el individuo, mientras
los anteriores eran más sociales y colaborativos.
Piaget
da mucha importancia a las edades de las distintas etapas, teniéndolas muy
separadas y marcadas. Sin embargo, en otro contexto sociocultural ¿seguirían
siendo las mismas edades? No hay que olvidar que se trata de una teoría de
finales del S.XIX en un país de Centroeuropa.
En los países desarrollados ha quedado demostrado que, un siglo después, la
teoría sigue siendo válida. Mirando la industria juguetera nos damos cuenta que
se basan en esta teoría para el desarrollo y el diseño de sus juguetes. Pero,
¿valdría para otros países con una cultura tan diferente a la nuestra, o las
edades se verían afectadas?
Lo
que sí veo claro es que no se puede pasar de una etapa a otra sin haber
aprendido lo esencial en cada una y, evidentemente, tampoco es posible la
regresión. Supongo que esta última tan solo sería posible en caso de accidente
y pérdida de algunas de nuestras capacidades, en las que sería necesario
volverlas a aprender.
Lowenfeld,
basándose en las etapas de Piaget, crea las suyas propias pero dividiéndolas en
etapas artísticas, empezando por el garabato y terminando por los dibujos
realistas. Sin embargo, considero que no todos estamos preparados para llegar
al último estadio que nos plantea Lowenfeld. Al querer representar los objetos de
una forma realista, en muchas ocasiones nos frustramos tanto por no conseguirlo
que, en lugar de avanzar y motivarnos para seguir intentándolo, simplemente
dejamos de dibujar, quedando en una etapa estancada.
Quizá,
con un buen desarrollo de esta pedagogía, con un profesor motivador, en un
ambiente desinhibido y con un buen material disponible, sea posible poder
llegar a todas y cada una de esas etapas, en lugar de quedarnos en una
intermedia.
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